Diario de sesiones- sesión 3
En esta sesión hemos tratado el tema del comercio justo y la deuda pública. Para obtener información acerca de estos conceptos hemos visto un vídeo del canal Visual Politik hablando sobre la deuda pública y otro vídeo explicando los principales postulados del comercio justo.
Personalmente, el canal Visual Politik es un canal que sigo desde hace tiempo y creo estar bien informado de lo que consiste la deuda pública y las consecuencias que esta tiene en nuestra sociedad. Sin embargo, del comercio justo no poseía mucha información y, sin duda, lo visto en clase me ha clarificado en qué consiste este concepto. La Organización Mundial del Comercio Justo propone los siguientes criterios a la hora de llevar a cabo actividades económicas en el contexto del mundo globalizado de nuestros días: crear oportunidades reales a productores para que estos puedan pasar de la pobreza a la autosuficiencia económica, entablar relaciones transparentes y responsables entre organizaciones y grupos productores, respetar las identidades culturales de los productores, acordar precio entre empresas y productores, acabar con el trabajo infantil, contratar a cualquier persona y ofrecer condiciones laborales justas, incentivar la reinversión en los productores y sensibilizar a los consumidores de las ventajas del comercio justo.
Con respecto a la deuda pública, personalmente considero que la idea era correcta y sirvió para ayudar a numerosos países a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial y a desarrollar la economía de muchas colonias después del periodo de descolonización sin hacer necesaria la devaluación de la moneda de estos países y el uso de mano de obra mal pagada para desarrollar industrias competentes y crear el estado del bienestar. A pesar de todo, hoy en día se ha creado un sistema cortoplacista adicto a emitir deuda que no puede pagar de forma constante. En España, la deuda pública supera el 98% del PIB. Actualmente, el sistema de deuda pública es, en mi opinión y basándome en los hechos que nos acontecen hoy en día (reducción del nivel de vida tras la última crisis del cual no nos hemos recuperado), insostenible. Por ello, se deberían adoptar medidas de acumulación de capital y recortes en los presupuestos para que en los próximos años podamos ver mejorar nuestra situación.
El comercio justo es un concepto muy noble y solidario, y deseo con todas mis fuerzas que pronto se vuelva una realidad. Sin embargo, es algo muy difícil de aplicar puesto que hoy en día son muy pocos los que prefieren pagar más y garantizar el bienestar de trabajadores en países tercermundistas en comparación con los consumidores que eligen la vestimenta de moda en el momento. Lo que más me resulta increíble del consumismo actual es que enormes cantidades de personas estén dispuestas a pagar una gran cantidad de dinero por el nombre de una marca en su producto en lugar de por el saber que están ayudando a la humanidad y al planeta.
Respondiendo a la pregunta de si yo, como político, condonaría la deuda pública, mi respuesta es no. Al contraer deuda se sabe las consecuencias y es injusto tomar el camino de negarse a pagar. Sin embargo, no permitiría emitir ningún bono de deuda e incentivaría lo explicado anteriormente: acumulación de capital para su posterior inversión.
Y con respecto a qué producto que habitualmente uso cambiaría por uno de comercio justo, sería mi teléfono móvil por uno que no emplease coltán proveniente del Congo. A día de hoy no he encontrado tal producto.
Personalmente, el canal Visual Politik es un canal que sigo desde hace tiempo y creo estar bien informado de lo que consiste la deuda pública y las consecuencias que esta tiene en nuestra sociedad. Sin embargo, del comercio justo no poseía mucha información y, sin duda, lo visto en clase me ha clarificado en qué consiste este concepto. La Organización Mundial del Comercio Justo propone los siguientes criterios a la hora de llevar a cabo actividades económicas en el contexto del mundo globalizado de nuestros días: crear oportunidades reales a productores para que estos puedan pasar de la pobreza a la autosuficiencia económica, entablar relaciones transparentes y responsables entre organizaciones y grupos productores, respetar las identidades culturales de los productores, acordar precio entre empresas y productores, acabar con el trabajo infantil, contratar a cualquier persona y ofrecer condiciones laborales justas, incentivar la reinversión en los productores y sensibilizar a los consumidores de las ventajas del comercio justo.
Con respecto a la deuda pública, personalmente considero que la idea era correcta y sirvió para ayudar a numerosos países a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial y a desarrollar la economía de muchas colonias después del periodo de descolonización sin hacer necesaria la devaluación de la moneda de estos países y el uso de mano de obra mal pagada para desarrollar industrias competentes y crear el estado del bienestar. A pesar de todo, hoy en día se ha creado un sistema cortoplacista adicto a emitir deuda que no puede pagar de forma constante. En España, la deuda pública supera el 98% del PIB. Actualmente, el sistema de deuda pública es, en mi opinión y basándome en los hechos que nos acontecen hoy en día (reducción del nivel de vida tras la última crisis del cual no nos hemos recuperado), insostenible. Por ello, se deberían adoptar medidas de acumulación de capital y recortes en los presupuestos para que en los próximos años podamos ver mejorar nuestra situación.
El comercio justo es un concepto muy noble y solidario, y deseo con todas mis fuerzas que pronto se vuelva una realidad. Sin embargo, es algo muy difícil de aplicar puesto que hoy en día son muy pocos los que prefieren pagar más y garantizar el bienestar de trabajadores en países tercermundistas en comparación con los consumidores que eligen la vestimenta de moda en el momento. Lo que más me resulta increíble del consumismo actual es que enormes cantidades de personas estén dispuestas a pagar una gran cantidad de dinero por el nombre de una marca en su producto en lugar de por el saber que están ayudando a la humanidad y al planeta.
Respondiendo a la pregunta de si yo, como político, condonaría la deuda pública, mi respuesta es no. Al contraer deuda se sabe las consecuencias y es injusto tomar el camino de negarse a pagar. Sin embargo, no permitiría emitir ningún bono de deuda e incentivaría lo explicado anteriormente: acumulación de capital para su posterior inversión.
Y con respecto a qué producto que habitualmente uso cambiaría por uno de comercio justo, sería mi teléfono móvil por uno que no emplease coltán proveniente del Congo. A día de hoy no he encontrado tal producto.
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